Enamorarse no es fácil, pero emocionarse si lo es.
Alguien
puede estar en contra de esto, pero te diré algo, cuando tú quieres,
“enamorarse” se vuelve muy fácil. Basta con compartir mucho tiempo con
esa persona, de platicar en algunos momentos o de simplemente
apreciarlo con tu vista durante un buen periodo para que poco a poco
vayas permitiendo que un sentimiento de amor vaya creciendo sobre esa
persona.
Aunque te sabré decir que
la mayoría de veces lejos de ser una enamoramiento es un emoción la
que realmente sientes. Porque enamorarse realmente es un proceso de
tiempo, en cambio emocionarse es un proceso de segundos. Tu vez a esa
persona y dices: “Fue amor a primera vista”, “Me enamore”, pero realmente tú no te has enamorado, sino que te “emocionaste”.
Enamorarse
va mas allá que una primer vista, que un cruce de palabras o de un
momento a tu lado, es vivir el día a día con esa persona, conocerla,
conocer sus gustos, que conozca los tuyos, tener cosas en común y
sobre todo saber que ella o el cumplen con las características que
debía de tener aquella persona a la que le abrirías tu corazón en el
amor.
Tú no puedes ir por el mundo
permitiendo que la emoción gobierne tu corazón y te andes enamorando
del primero que te levanta una ceja o del primer chico guapo que veas o
de la primera chica guapa que veas, eso es inestabilidad emocional y
sentimental, la que te lleva a imaginarte cosas que no son.
Quizá
tú seas de las personas que ven a alguien y te haces ideas o planes
de que esa persona es para ti, cuando realmente nunca ha habido un
motivo de peso para pensarlo, simplemente te has dejado llevar por la
emoción y la ilusión de querer compartir tu espacio con esa persona. Y
es allí en donde se comete el error de “enamorarse” rápidamente o
mejor dicho en mi lenguaje real: emocionarse rápidamente.
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